Kinga Szpuler
3.1.3. La casada infiel, del poemario Romancero gitano (1923-1927)
| La casada infiel
A Lydia Cabrera Y que yo me la llevé al río Pasadas las zarzamoras, Me porté como quién soy. (Lorca 1977: 406) |
Mężatka niewierna
Dla Lydii Cabrera Że też ją nad rzekę wartką Za ostrężyną, za cierniem, Cóż, zachowałem się tak, (Lorca 1982: 184) |
La casada infiel es el romance: género literario, parecido a la balada, muy típico de la literatura española e hispanoamericana desde el siglo XV. El romance tradicional se escribía con los versos octosílabos y con las rimas asonantes en los versos pares. Sin embargo, el poema de Lorca es una obra más moderna, por eso el autor se permitió algunas modificaciones.
El yo poético es un gitano, una de las figuras más frecuentes en las obras de Lorca. El gitano está contándonos su aventura amorosa que vivió con una mujer joven, pero casada, lo que ya vemos mencionado en el título del poema. Ella lo había engañado al no decirle que tenía marido, pero el gitano no parece muy desilusionado después de la noche. Todo lo contrario, se vanagloria de lo sucedido como si les estuviese refiriendo la historia a sus compañeros. Nos relata con detalles los acontecimientos de la noche, sin embargo, no nos revela la identidad de la mujer. El poema consta de tres partes: la introducción en la que vemos la pareja dirigiéndose al río y dándose las primeras caricias, la parte principal cuando realizan el acto sexual y el final en el que el gitano termina la relación con la chica.
En cuanto a las rimas, también tenemos que ver con rimas asonantes, aunque se encuentran en los versos impares. El número de las sílabas no es fijo, predominan los octosílabos, pero de vez en cuando encontramos los versos heptasílabos, eneasílabos y decasílabos.
Una figura retórica muy visible es el encabalgamiento, o sea, la división de las frases entre los versos, p.ej.: “Y que yo me la llevé al río/ creyendo que era mozuela,/ pero tenía marido.” Por lo mismo, aumenta la dinámica del texto y se estimula la imaginación del lector, que se siente animado a seguir con la lectura. El autor se sirve de la figura varias veces a lo largo del poema.
Se hacen notar otros recursos estilísticos que le inducen al lector a estimar la maestría del gran taller poético de Lorca:
● las metáforas ilustrativas: “potra de nácar; las espadas de los lirios; la luz del entendimiento; un horizonte de perros”;
● las comparaciones y epítetos extraordinariamente atrayentes: “como ramos de jacintos; como peces sorprendidos; sus pechos dormidos; el cutis tan fino”;
● paralelismo: “Se apagaron los faroles/ y se encendieron los grillos; Yo me quité la corbata./ Ella se quitó el vestido; la mitad llenos de lumbre,/ la mitad llenos de frío.”
Lorca está pintándonos con palabras una historia llena de emociones y sensualidad, asimismo está mezclando los elementos visuales “Se apagaron los faroles/ y se encendieron los grillos; ni los cristales con luna/ relumbran con ese brillo” con los elementos auditivos “El almidón de su enagua/ me sonaba en el oído,/ como una pieza de seda/ rasgada por diez cuchillos”. En el fondo observamos el paisaje andaluz, una ciudad cerca del río y la naturaleza.
La traducción de Irena Kuran-Bogucka imita muy bien la forma del romance. Evidentemente, el texto se compone de tres partes y como en el original, encontramos las rimas asonantes en los versos impares. Generalmente, el encanto de este tipo de rimas procede de lo sutil e inesperado que suenan, es decir, no son las palabras de las que podríamos presumir. La versión polaca nos sorprende con rimas muy originales y elegantes: “suknię – cieniuchne, biała – kryształach, znad rzeki – rześkim, nieszczera – zabierał”. Además, la traductora consigue formar en su mayoría los versos octosílabos, aunque no en todos casos, al igual que Lorca.
Muy bien logrados son varios encabalgamientos que nos acompañan en casi cada verso del poema y son un ejemplo del virtuosismo en servirse de la lengua polaca. Esta figura estilística nos invita a leer el texto en su totalidad, o sea, despierta nuestra curiosidad, sobre todo en los momentos cuando aumenta la tensión: “Że też ją nad rzekę wartką/ zabrałem, jak to dziewczynę; Na skraju miasta dotknąłem/ jej piersi, co jeszcze spały; Ja pas z rewolwerem, ona/ cztery gorsety cieniuchne; na klaczy z masy perłowej,/ bez cugli, strzemion, ni siodła”, etc.
Asimismo, una muy buena impresión dan otras figuras retóricas vertidas al polaco. Las metáforas: „pędziłem na oślep/ na klaczy z masy perłowej; jej piersi, co jeszcze spały; szpady irysów walczyły, horyzont psów głośno szczekał”; las comparaciones y epítetos: „jak pęki hiacyntów białych; jak ryby płochliwe, zwinne; gorsety cieniuchne; od piasku i pieszczot brudną”; el paralelismo: „Właśnie/ pogasły latarnie,/ a świerszcze zaczęły jaśnieć.; Ja chustę z szyi zerwałem,/ zaś ona zdjęła swą suknię.; na poły płonące żarem,/ na poły niby lód zimne”. En particular, hay que distinguir dos fragmentos del texto extraordinariamente traducidos, uno por los efectos auditivos: “Krochmal jej halki w mych uszach/ szumiał i sztywno szeleścił/ jak zwój jedwabiu przez dziesięć/ sztyletów darty na części”; y el otro por los efectos visuales: „W tę noc pędziłem na oklep,/ gdzie droga najlepsza wiodła,/ na klaczy z masy perłowej,/ bez cugli, strzemion, ni siodła”.
La traductora no intenta repetir por inercia las expresiones del texto original, sino escoger las mejores palabras para reproducir las mismas emociones y sensaciones que tiene el poema en español, para darle al lector la posibilidad de fascinarse con el momento tan efímero del encuentro de los amantes.

